Se revelaron los resultados de la Encuesta Nacional
Agropecuaria(ENA) realizada por el INEC en el año 2023, con datos
correspondientes al ciclo productivo 2022, los cuales para el lector poco
interesado, puede que tengan poca relevancia.
No obstante, para el ciudadano interesado en la situación actual y en el
futuro de la actividad agropecuaria, debe revelar al menos una tendencia, que
es hacia la reducción del área sembrada para casi todas las actividades y en
algunas de ellas también en la producción obtenida en comparación con el año
2020, es decir en sólo 2 años.
En la ENA 2022, se establece que los granos básicos
representan el 78.3% de los cultivos anuales de Costa Rica y que si bien el
café fue el cultivo permanente con la mayor extensión sembrada y cosechada, su
producción no fue de las mayores de los cultivos permanentes, que corresponde a
la caña de azúcar, al banano y la palma aceitera que en su conjunto alcanzaron
el 88.6% de la producción de estos cultivos en el país,(INEC,Comunicado de
prensa,2023). Entre los cultivos
permanentes se encuentra también el cultivo de la piña, pero ésta actividad no
se incluye en la encuesta nacional.
Según la ENA, el año pasado se sembró de arroz 33.586.4 has, que es el
53.2% de los ochos cultivos anuales estudiados y se obtuvo una producción de
145.302,5 toneladas métricas. Estas
cifras reflejan que el arroz tuvo la mayor extensión sembrada, cosechada y la
producción más alta de los cultivos anuales.
Sin embargo, comparando el área y la producción de arroz
del año 2020(encuesta nacional 2021), que fue de 38.112,7 hectáreas, hubo una reducción de casi 4 mil
hectáreas entre el 2022 y el 2020, aunque en la producción que fue de 137.503,5
toneladas métricas en el 2020, si hubo un aumento de más de 7 mil tm. en el año
2022. Un dato importante es que en el
2020 se destinaba el 98,8 % de la producción a la industria y en el 2022 se
destina el 83% de la producción nacional, como resultado del aumento progresivo
del producto importado, situación que se va a profundizar con la Ruta del
arroz, y la salida de una cantidad importante de productores de la actividad.
Con respecto al cultivo de
frijol, el área sembrada en el 2022, fue de 8.653,3 has sembradas y una producción de 6.000,2
tm. Mientras que en el año 2020, el
área sembrada fue de 9.452,3 hectáreas, 800 has más que en el
último año y la producción obtenida fue de 5 308,4 toneladas métricas, un poco
menor que la del 2022.
En
cuanto al maíz, en el 2022 se sembraron 7.175,9 ha sembradas y se tuvo una
producción de 10.246,1 tm., en tanto el área
sembrada en 2020, fue de 8.376,2 hectáreas, es decir 1.200 has más que el 2022
y una a producción obtenida este año de 14.180,6 toneladas métricas, es decir
cerca de 4 mil toneladas más en el 2020, resultado al parecer de un mayor
rendimiento por héctarea.
Dentro
de las raíces y tubérculos, destaca la yuca con un área sembrada de 7.084,4 ha
y una producción de 78.275,6 tm. en el 2022, frente a un área de 11.161,1 hectáreas y una
producción de 97.201,0 toneladas métricas en el 2020; que marca una
diferencia de más de 4 mil has sembradas y de 18 mil ton. de producto entre
aquel año y el 2022.
En
el caso de la papa se reportó para el 2022 un área de 2.912,4 ha, y una
producción de 48.171,6 tm. para el 2022, en tanto para el 2020, el área sembrada fue de 2.816,3 hectáreas, y la producción obtenida
fue de 47.619,3 toneladas métricas; con escasas diferencias entre un año y otro
tanto en área como en producción.
Por
su parte para la cebolla, la Encuesta Nacional Agropecuaria 2022 reveló una
extensión sembrada de 1.422,8 ha y una producción de 32.184,4 tm., mientras que
en el año 2020, el área sembrada fue de 1.884,9 hectáreas
y la producción obtenida fue de 36 546,3 toneladas métricas; con diferencias de
más de 400 has y más de 4 mil t.m. entre uno y otro año.
El
caso de la naranja, el área sembrada fue de 13.220,7 ha y la producción
obtenida de 289.564,5 tm. el 2022, mientras en el 2020 el área sembrada de 13.354,1 hectáreas y la producción estimada fue
de 258.234,3 toneladas métricas, con áreas y producciones muy similares en los
dos años, así como en el volumen que se vende en el mercado interno que es
entre un 27 y un 30%.
Además,
el plátano presentó en el 2022, un área sembrada de 10.697,3 y una producción
de 72.083,3 tm de producción, frente a un área
sembrada de 10.860,3 hectáreas y una la producción obtenida de 84.412,8
toneladas métricas en el 2020, evidenciando áreas similares en ambos años, pero
una producción mucho mayor en el 2020, de más de 12 mil tm.
Las
diferencias en el área sembrada y en menor medida en la producción de las
actividades analizadas, con descensos en el área sembrada, de 6 mil has en el
banano y 4 mil en el arroz y yuca, hasta 3.700 en caña y 2.800 en café, debieran
llamar la atención de las autoridades del sector agropecuario, de las
organizaciones y de los consumidores.
Esta
reducción en el área y en algunos casos en la producción de las actividades
agrícolas, tiene implicaciones sobre la seguridad y la soberanía alimentaria
del país, ya que en algunas de ellas podrían estar llegando al límite
mínimo(piso) de producción nacional de ciertos productos alimentarios y un
descenso mayor en éstas, llevaría al desabastecimiento y al aumento de la
importación(como está ocurriendo con el arroz) o al ingreso ilegal de
productos(como ha ocurrido algunos años con la cebolla).
Las
razones de la reducción de las áreas sembradas en el 2022 podrían atribuirse a
los fenómenos de la pandemia y el aumento de los precios de los insumos
agrícolas, como se mencionó en un artículo anterior(Alterdes.com,2022), pero la
tendencia hacia la reducción de las áreas ya se había reflejado en las
anteriores ediciones de la encuesta agropecuaria
Si se
compararan las cifras de áreas sembradas y cosechadas del 2020 y el 2022 con
las del censo agropecuario del 2012, se podría confirmar la tendencia de
mediano plazo en la reducción de las áreas en la mayoría de las actividades,
poniendo en evidencia que la producción agroalimentaria, en especial para el
mercado interno, presenta un deterioro irreversible, por la dedicación de las
áreas a otras actividades económicas(turismo, inmobiliario) en algunas zonas
del país y por la baja inversión en las actividades agropecuarias y/o la
disminución de la asistencia tecnológica hacia ellas.
Por la
tendencia comprobada, la seguridad y la soberanía alimentaria del país está
seriamente amenazada y no sólo porque se produce menos de los alimentos que los
agricultores del país pueden producir, si no también porque en algunos
productos se dedica y se consume una proporción menor en el mercado interno, porque
se vende la totalidad de la producción al exterior y tiene que cubrirse el
consumo nacional con producto importado.
Abandonar
más la producción agroalimentaria nacional no es posible, y que se formulen
políticas adecuadas para el fortalecimiento del sector, una quimera.
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