La semana anterior se dio a conocer el informe del Indice
de competitividad cantonal 2021 elaborado por la Escuela de Economía de la Universidad
de Costa Rica, en el que 64 cantones de Costa Rica reportan un nivel de
competitividad bajo o muy bajo.
Este índice por cantón mide el desempeño a partir de una serie de pilares
relacionados con las decisiones de los diferentes actores sociales que se toman
en un determinado espacio geográfico.
Los 7 pilares que conforman el índice de competitividad cantonal son: Económico,
Clima empresarial, Gobierno, Laboral, Infraestructura, Innovación.
Este indicador se refiere a la complejidad, a la variedad y a
las exigencias del entorno económico que enfrentan las empresas ubicadas en
cada uno de los cantones de Costa Rica.
Según el informe, la diversidad de actividades económicas que se
llevan a cabo a lo interno de un cantón facilita el intercambio comercial y éste
permite aprovechar externalidades, entre ellas la disponibilidad de servicios
financieros, la existencia de empresas exportadoras en el cantón, la
concentración de los establecimientos económicos y la competencia de las
empresas industriales y de servicios, entre otros.
El objetivo de valorar estas categorías por separado fue el de
sopesar no solo los recursos económicos de las personas que habitan
en un lugar, sino también las oportunidades y las capacidades que
tiene para desarrollarse en ese espacio.
Cabe destacar que el Índice valora las condiciones de cada
cantón y también la eficacia que tienen en estos territorios las políticas
nacionales para su progreso. (El Observador. com, Visión
país,25-11-2023).
Tres son los pilares donde el índice tiene el nivel más alto en
el 2021: estos son el laboral, el de infraestructura y el de calidad de vida.
La dimensión laboral es la que presenta la nota más alta, esta mide
aspectos como el potencial educativo, el tamaño y la destreza de la fuerza
laboral, dentro de los que van incluidos aspectos como el acceso a la enseñanza
del inglés, la cobertura de la secundaria y el ingreso a las universidades.
El cantón de Alajuela se ubicó en la categoría “muy alta” de la
dimensión laboral para el 2021 (1,23 %), mientras que la mayoría de
cantones de la GAM tiene un nivel “medio” en la dimensión laboral.
La dimensión de infraestructura es la segunda con
valor promedio más alto, e incluye aspectos como la disponibilidad de servicios
básicos, de la movilización y de las tecnologías de la información.
Cantones como Tibás, Goicochea, San Pablo, encabezan la
categoría muy alta que incluye a nueve cantones, mientras que la cierran
en la categoría de “muy baja” Sarapiquí y Talamanca.
La última dimensión que se puede catalogar como más
positiva es la de calidad de vida y que toma en cuenta la seguridad
ciudadana, la salud y el ambiente en los cantones del país.
En este pilar llama la atención la presencia en la
categoría “alta” de cantones como Nandayure y Nicoya, que se ubican dentro
de la conocida Zona Azul de la Península de Nicoya, la cual se caracteriza por
la longevidad de su población. Aparte de estos dos, otros 11 cantones presentan
una calidad de vida “alta”, mientras que Alajuelita, Corredores, Limón, Matina
y San José conforman la “baja”.
Con un menor nivel,
están los pilares de innovación, económico, gobierno y empresarial. En el
primero de estos cuatro, se toma en cuenta la capacidad de cada
cantón para difundir, transmitir y aplicar conocimientos complejos en la
producción, por medio de aristas como las exportaciones de alta tecnología y el
aprovechamiento de conocimientos avanzados (estudiantes matriculados en
carreras afines y centros educativos con acceso a internet).
Entre
los cantones de nivel alto, destacan Alajuela, Cartago y Escazú,
que repitieron en esta categoría tanto en el 2020 como en el 2021, mientras que
en la calificación de innovación “muy baja”, resaltan Limón, Parrita y
Matina, que también se ubicaron en este espacio en ambos años.
En el pilar
económico se tomaron en cuenta aspectos como el gasto o la producción de
un cantón medido a través del consumo (sobre todo el eléctrico), la inversión
(metros cuadrados de construcción), el gasto gubernamental y la exportación,
que se utiliza para aproximar el producto interno bruto (PIB) per cápita.
Aquí, la
categoría “baja” alcanza el primer lugar en cantidad de cantones, con
un 53 %, luego viene los cantones que están en el espacio “alto” y el que
está en el espacio “muy bajo” (Guatuso, León Cortés,Tuurubares). En el otro
extremo, un solo cantón, Belén, está en el espacio “muy alto”.
El pilar que sigue en
un nivel bajo, es el de gobierno, este considera la capacidad de cada
cantón de captar recursos y gestionarlos, además de la eficiencia en la respuesta
y la participación ciudadana. Para estos resultados se tomaron también en
cuenta el tamaño de cada territorio y su capacidad para generar recursos.
En este apartado,
casi dos de cada tres cantones están en la categoría “baja”, en cambio, en
la “alta” está solo el 4,9 % (Alajuela, Escazú, San José y Belén) y únicamente
un cantón, Acosta, está en la “muy baja”.
Finalmente aparece el
pilar empresarial, que mide aspectos como la complejidad, variedad y exigencia
del entorno económico de las empresas que se sitúan en un cantón, la
disponibilidad de servicios financieros, la existencia de negocios
exportadores, la concentración de los establecimientos económicos y la
competencia de las empresas industriales y de servicios.
La situación en
este pilar es más que preocupante para el grueso del país, ya que alcanza una
nota promedio de 0,35 (“bajo”). Además, tres de cada cuatro cantones
están en ese mismo nivel y tan solo un 4,9 % está en la “alta” (Escazú,
Belén, San José y Montes de Oca) y un 3,7 % en la “muy baja” (León Cortés, San
Mateo y Turrubares).
En el informe, la
Escuela de Economía aconseja mejorar la distribución de la actividad
económica en el país, como la oferta de los servicios financieros, las empresas
productivas y exportadoras.
Así mismo, se afirma
que los tres pilares con menor calificación son justamente los que más
relevancia tienen a la hora de generar producción y crecimiento económico, por
lo que su mejora y nivelación son fundamentales para el desarrollo del país.
El informe señala la importancia de continuar con el
fortalecimiento de las políticas educativas, de salud y de acceso a
infraestructura básica que han definido el desarrollo nacional en los
últimos 80 años, con el objetivo de mejorar las oportunidades de empleo y de competitividad
en todo el territorio nacional.
A la vez, se enfatizó que este
instrumento demuestra la desigualdad que persiste en Costa Rica, la cual afecta
sobre todo a las zonas costeras y fronterizas.(El
País.cr,nacionales,25-11-2023).
Esto recuerda que Costa Rica es un país con dos (o más) realidades
socioeconómicas muy diferentes. Y que las regiones costeras o fronterizas
presentan serias desventajas en comparación con la Gran Área
Metropolitana.
Varios análisis del desarrollo
nacional, han expuesto reiteradamente que este desarrollo desigual e
inequitativo es insostenible, el Informe del Estado de la Nación 2020 señala
que la red productiva nacional es altamente dependiente de la región
Central-GAM y del sector comercio y transporte y que urge atender la
desconexión entre ésta y las regiones fuera de aquella región, (así como)
fortalecer las interacciones para fomentar la actividad económica en ambos
casos.(InformeEstadodelaNación,2020,p.29).
En la última década el país profundizó los rezagos
sociales y económicos, hay una parte de la población que goza de mucho
bienestar, mientras un grupo cada vez numeroso está
excluido de servicios esenciales, como educación, trabajo y empleo de calidad,
la alta inestabilidad de ingresos y empleos temporales es la causa de la
entrada y la salida de miles de hogares de la pobreza y que la región Brunca
fue nuevamente la más pobre, son algunas de sus
afirmaciones.(alterdes.com,noviembre,2022).
Recientemente, el informe del Estado de la Nación 2023,
presentado la semana anterior, reitera, que “el retrato que emerge del análisis
de la desigual territorial, es el de un país fragmentado en las condiciones
para el desarrollo humano y una vida digna”.
De los perfiles multidimensionales cantones elaborados,
surgen los más favorecidos(20 cantones), aquellos con los mejores índices y con
resultados sobresalientes en la mayoría de temas, los beneficiados, conformado
por 25 cantones con resultados positivos en la mayoría de los indicadores,
aunque tienen rezagos en internet y salud, cantones promedio, con niveles
cercanos a los promedios nacionales, sin embargo con malas puntuaciones en
infraestructura y salud, cantones en desventaja, corresponde a 6 cantones, con
resultados negativos en la mayoría de indicadores y los desatendidos, 10
cantones con los peores resultados, que reflejan la desprotección del Estado y
el mercado, zonas alejadas del centro del país, rurales, pobres y con fuertes
barreras para acceder a oportunidades de desarrollo y bienestar(Informe del
Estado de la Nación, 2023,p.31).
Diversos índices de desarrollo regional y cantonal,
han permitido constatar las desigualdades y desequilibros socioeconómicos
existentes, así el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal del 2021 había
revelado como los cantones costeros, fronterizos y rurales que pertenecen
principalmente a las provincias de Limón, Puntarenas, Guanacaste y Alajuela son
los que muestran los peores indicadores de desarrollo humano
Mientras
que el Indice de Desarrollo Humano por Desigualdad, había establecido que los
10 cantones con los indicadores más bajos son Matina, Talamanca, Buenos Aires,
León Cortés, La Cruz, Los Chiles, Tarrazú,Hojancha y Dota, de los cuales 3 son
costeros, 3 son fronterizos y 4 son rurales.
Por su parte, el Indice de
Competitividad Nacional(ICN) del 2021, mostró que un total de 48
cantones (59% del total), incluidos todos los ubicados en las provincias
costeras (con excepción de Esparza), apenas tienen condiciones que se
calificaron como emergentes, limitadas o deficientes del todo.
Las barreras en materias como el acceso a la tecnología y la educación,
así como el deficiente desarrollo en la infraestructura que enfrentan los
cantones más alejados de la región central, asfixian sus niveles de
competitividad en comparación con los territorios ubicados en el interior.
Se incluyen entre los 25 con el
índice más alto de IPM, Matina, Golfito, Siquirres, Limón, San Carlos,
Corredores, Bagaces, León Cortés, Aguirre, Dota, Pococí, Puntarenas, Nicoya,
Nandayure y Parrita, de los que 10 son costeros, 7 fronterizos y 8 rurales
La medición de ICN puso en
evidencia una marcada distinción entre cantones centrales y periféricos del
país. “Sigue un patrón de adentro hacia afuera”, al igual que la mayoría de
indicadores de progreso o desarrollo social de Costa Rica.
(Nación.com,11-11-2021).
Se ha insistido en que la
distribución de las actividades económicas y su concentración responden a un
modelo de desarrollo que se ha reproducido por más de 5 décadas en las
provincias centrales, limitando la integración de las regiones periféricas y
prácticamente excluyéndolas del desarrollo nacional.
De esta manera, el abordaje de las
desigualdades territoriales y el impulso de políticas para revertirlas, debe
ser una prioridad nacional y una política de Estado, dirigidas a avanzar hacia
un desarrollo territorial más sostenible, equitativo e incluyente.
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