Hace pocas
horas el Presidente Trump, anunció en un mensaje en su red social preferida,
que a partir del 2 de abril, impondrá aranceles a las importaciones agrícolas
hacia EEUU. Aunque el anuncio no aclara en qué porcentajes serán los gravámenes
y en qué condiciones serán aplicados.
De seguido el
Presidente, agregó “a los grandes agricultores de Estados Unidos, prepárense
para empezar a producir mucho más producto agrícola para vender dentro de
Estados Unidos. Diviértanse¡”, dijo.
Este mismo día
desde Pekín, llegan noticias de la inminente aprobación de aranceles del 10% a
las importaciones agrícolas estadounidenses en respuesta a la última ronda de
gravámenes de Trump, aunque el mandatario estadounidense trataba de minimizar
la capacidad de China de tomar represalias.
En defensa de
esta estrategia arancelaria (proteccionista), Trump ha insistido que “los
aranceles son fáciles, son rápidos, son eficientes, aportan justicia”, y ha
criticado al ExPresidente Reagan por su política comercial (aperturista y de
libre comercio).
El mundo al
revés, el país líder del libre comercio y que imponía a los demás países
tratados de libre comercio, dirigidos a eliminar las barreras arancelarias y no
arancelarias de los países, por considerarlas distorsiones al comercio, ahora
está imponiendo indiscriminadamente aranceles a la importación de los productos
que ingresan a los Estados Unidos, para proteger a las empresas y a la
producción nacional.
Al escuchar estas noticias, recordamos a los
políticos norteamericanos y a miembros de los organismos internacionales, a los
políticos y economistas de los países de América Latina, incluido Costa Rica,
que proclamaban las bondades del libre comercio, la validez de los tratados
comerciales y satanizaban los aranceles como medida de protección a la
producción local.
Nuestras
autoridades del Banco Central y del Sector Económico de los Gobiernos
Liberacionistas y Socialcristianos, de varias décadas atrás, defendían los
sagrados postulados del libre comercio y descalificaban a los que solíamos
defender a los productores agrícolas nacionales y a los que hablaban de buscar
medidas de protección para ellos, entre ellas los oscuros aranceles.
En los primeros
días de este año, que vencieron todos los plazos de protección y se produjo la
liberalización total de las importaciones agrícolas, incluidas en el Tratado
Norte América, Centroamérica y República Dominicana(CAFTA), recordamos los
acalorados debates entre los negociadores norteamericanos y centroamericanos,
unos por liberar y otros por proteger algunos productos de la progresiva apertura
comercial.
El progreso y
el crecimiento económico estaba asociado a la apertura y al libre comercio, el
atraso y el rezago económico, a la protección y la imposición de barreras al
comercio, la lectura de la geopolítica actual ha variado la retórica comercial
y la dirección de las políticas económicas, por unos años al menos será válido
para nuestros países proteger su producción y a sus productores locales.
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