A pesar del énfasis
dado a la producción de ensamblaje, la vocación agraria del país se mantuvo en
la estructura productiva. La producción
agrícola, la agroindustria y la ganadería atienden una parte importante de la
demanda agregada que se produce en la economía. El 13% de la demanda es
generada por el mercado interno y el mercado externo es producido por este
segmento productivo.(Esquivel,F.,2021,p.115)
El libro
recientemente publicado por el economista Francisco Esquivel, denominado “Análisis
de la estrategia de desarrollo costarricense: macroeconomía de modelo
desequilibrado”, muestra con claridad el papel del sector agrícola y del
mercado interno en las sucesivas etapas del crecimiento económico del país, conocidas
como las etapas del proceso exportador.
El libro
del investigador Esquivel, revela muy bien la participación o exclusión de la
producción agrícola en particular la que era dirigida al mercado interno en las
diferentes etapas, su aporte al desarrollo productivo, la relación con las
importaciones del país, su importancia en la generación de encadenamientos
productivos y su papel en una eventual IV etapa como parte del proceso de
gestión de ventajas competitivas hacia un desarrollo más equilibrado.
La
controversia y la falsa disyuntiva entre ambos sectores, como lo plantea el
autor, inicia en la etapa II, en la que “asumiendo que en esta etapa había sido
un período gobernado por la expansión del mercado interno, deprimiendo al sector
exportador, se planteaba que debía olvidarse el papel del mercado interno y
volver a la esencia de una economía pequeña que debía ser la exportación.
(Por el contrario,
afirma), existió un funcionamiento articulado entre lo externo y lo interno,
que permitió un mejor desarrollo nacional y una etapa de inclusión social. (Esta
etapa dice) generó más desarrollo productivo, superando la obsoleta visión oligárquica
de la ventaja exclusiva del proceso exportador.
Lo adecuado
era plantearse como revitalizar el proceso exportador para mantener y ampliar
lo alcanzado en la etapa II, mediante la reconstitución del mercado interno,
sobre una base de eficiencia económica y una profundización de los mecanismos
de inclusión. Pero se hizo lo contrario,
la falacia del dogma liberal-conservador permitía desacreditar el papel del mercado
interno, como el causante de la crisis, llamando a maximizar la exportación, (con
lo que) se tendrían los ingresos para comprar “lo necesario”, que no debe
producirse en el país porque resulta ineficiente”.(Esquivel,F.,2021,p.80)
Ante la
crisis de inicios de la década de los 80, fue necesario empezar a definir una
nueva estrategia de desarrollo que va a tomar la forma de un desarrollo orientado
hacia el exterior; las exportaciones son el centro de la nueva estrategia de desarrollo.
A nivel del
sector agropecuario, la transformación se materializa en la llamada
“Agricultura de Cambio”, que consiste en la diversificación y complementación
de la estructura productiva tradicional, con la incorporación de nuevos
cultivos no tradicionales para exportación. (Cambronero y Monge, Universidad
Nacional, 1992, p.201)
De esta
manera, “se generó la etapa III del proceso exportador, en la que la estructura
productiva de esta nueva etapa exportadora basó su dinamismo en una
reorganización de la industria y en una nueva participación de la agricultura.
El surgimiento de las nuevas áreas de producción se produjo de manera dispersa,
atendiendo a las oportunidades de cada momento.(…), la industria y la
agricultura se reorganizaron para atender nuevos nichos de mercados que ofrecía el mercado mundial.
Mientras,
la parte del sector agrícola que producía para el mercado local fue atacada
sistemáticamente, por lo que varios productos experimentaron reducciones
significativas. Por esta razón, el sector agrícola continuó perdiendo
importancia relativa en el total de la producción.
La
estrategia que impulsó la etapa III no tenía interés en la producción para el mercado
local. Lo que se buscaba era el crecimiento basado en la exportación, sin
importar los efectos desestimulantes sobre amplios sectores productivos nacionales,
en particular las pequeñas y medianas empresas. Desde el punto de vista microeconómico, el perdedor
fue el empresario que producía para el mercado local, dado que no existió una estrategia
de reconversión productiva”.(Esquivel,F.,2021,p.97)
Una de las
medidas de política implementadas junto al impulso de la exportación agrícola
no tradicional, fue el desestimulo a la producción de granos básicos, expresada
en la reducción de los programas de investigación, transferencia y asistencia
técnica y la disminución del crédito a esa actividad.
De manera
deliberada, se realizó el desmantelamiento paulatino de la infraestructura
institucional de los entes que habían apoyado al productor nacional, entre
cuyas instituciones estaban el CNP, el MAG y el IDA.(Masís,G.,revista Ambientico
N°176,2008)
Durante
esta III etapa, la producción exportadora había crecido más rápido que la producción
para el mercado local, sin embargo su crecimiento sólo llegó a alcanzar un
máximo del 30% en las exportaciones en el período entre 1992 y el 2019, lo que
se explica según el texto, “porque el sector agrícola, aunque exportó nunca fue
una prioridad de la estrategia de crecimiento, que si lo fue la expansión
industrial para exportación desarrollada como un nuevo proceso de ensamblaje,
cuyos casos más representativos han sido la producción de componentes para
la tecnología de la información la producción
de equipo médico, sectores que generan crecimiento y empleo, pero reducido al
ámbito cercano a su producción; no generan encadenamientos relevantes hacia el conjunto
de la estructura productiva.
Las actividades
de ensamblaje, por la dificultad de lograr en el país un abastecimiento amplio
de materias primase insumos, han producido una dependencia de las materias
primas, los insumos y los servicios importados hasta en un 38%(2017); como
consecuencia de esta dependencia de las importaciones, las industrias de
ensamblaje generan la menor cantidad de encadenamientos. siendo uno de los
factores más importantes de la aceleración de las importaciones en esta etapa.
En tanto,
el segmento más dinámico de la agricultura y la agroindustria es el menos
dependiente de las importaciones, ya que solo el 8% de su valor corresponde de
insumos traídos del exterior; por eso se convierte en el área productiva que
produce más encadenamientos. En este
segmento se encuentran la producción de diversos tipos de carne, así como la
producción de café y azúcar; se trata de procesos productivos que compran la
mayor parte de sus materias primas e insumos adentro de la economía, por lo que
necesitan un nivel bajo de importaciones(Esquivel,F.,p.88).
De manera
similar, el resto de la agricultura y la agroindustria, así como la ganadería,
adquieren mucho de sus materias primas a lo interno de la economía, pero
necesitan un nivel un tanto más elevado de importaciones, llegando a adquirir
el 17% de su valor en importaciones.
Por su
parte, observando la capacidad de generación de encadenamientos de los principales
sectores productivos y utilizando un multiplicador(cuantos colones adicionales
se generan por cada 100 colones producidos), se confirma que “los mejores
encadenamientos se producen en la agricultura y la agroindustria, generando 104 colones adicionales.
Mientras las
nuevas actividades impulsadas por la etapa III muestran una capacidad limitada
de generación de encadenamientos, con un multiplicador de 20, esto se debe a
que se trata de un ensamblaje altamente dependiente de las importaciones de materia
prima”.(Esquivel,F,p.120)
Frente a
las limitaciones estructurales de la III etapa del proceso exportador, el
documento propone una IV Etapa, fundamentada en los siguientes elementos:
a. “Costa Rica debe superar los problemas de desarticulación de las cadenas productivas con el aparato productivo interno y que disminuyan las importaciones, impulsando una estrategia exportadora basada en áreas productivas con capacidad de generar encadenamientos relevantes.
b lLa optimización del crecimiento necesita combinar los estímulos a la exportación y a la expansión del mercado interno; con esto se producirá un proceso de expansión en donde el mercado externo crezca en armonía con el mercado interno. En ese sentido, la producción local debería ser generada con estándares de eficiencia y de calidad mundial.
c. En un enfoque alternativo, la necesidad de participar activamente en el comercio internacional, mediante una estrategia de gestión de ventajas competitivas sustentada en el avance tecnológico y en la inclusión social. En esta estrategia se trata de un proceso gradual y selectivo, que posibilite un proceso de preparación de permita el cambio de las empresas y de su entorno sectorial y nacional. (Esquivel,F.,p.194).
d. Es indispensable que la apertura de la economía se haga de tal modo que no involucre la destrucción de la capacidad instalada existente y que permita una efectiva reconversión de las actividades productivas. En un enfoque de reconversión productiva, la ventaja competitiva se construye, mediante un proceso de preparación, mediante el que se busca resolver los rezagos de una estructura productiva heterogénea y aprovechando las condiciones naturales y la experiencia productiva del país.
e. La estrategia impulsaría un modelo productivo
que incremente la producción exportadora aprovechando el potencial que tiene el
país para generar encadenamientos productivos, utilizando los recursos
naturales, la biodiversidad, la mano de obra y la experiencia productiva de las
diferentes regiones. En ese sentido la prioridad
la tendrían sectores como la agroindustria, el turismo que genera encadenamientos
y la producción de servicios de alto valor.”(Esquivel,F.,p.199)
En la
década de los 90, varios economistas centroamericanos prepararon propuestas
para impulsar el desarrollo de la región con base en la agroindustria, la
actividad pesquera y la producción forestal. La articulación sinérgica entre
agricultura e industria se planteaba como el camino idóneo para lograr procesos
acumulativos de valorización de la producción que sea crecientemente
competitiva en el marco regional e internacional;
La
estructura productiva polivalente se componía de cadenas productivas capaces de
fabricar bienes diversos de manera simultánea y alterna; una capacidad
agroindustrial de múltiples salidas en sus cadenas productivas que formarían
una red integrada transversalmente, la abundancia de su fuerza de trabajo y una
diversificación productiva de bienes finales e intermedios, fundamentalmente a
partir de su estructura productiva agroindustrial.(Esquivel,F.,p.204)
En el caso
de Costa Rica, la propuesta de desarrollo agroindustrial elaborada tenía como
prioridades los productos lácteos, la producción de dulce y otros derivados de
la caña de azúcar, el beneficio del café y el cacao en pequeña escala, la
elaboración de bocadillos y frutas deshidratadas, desarrollo de productos a
base de yuca y el procesamiento de especias, dentro de un proceso de
incorporación de tecnología e innovación, dirigido a elevar la calidad y
competitividad de los productos agroindustriales en los mercados locales y
regionales.(Masís,G.,1993,p.63)
En el
planteamiento de Esquivel para la IV Etapa, el sector exportador crecería de
manera armónica con la producción para el mercado local; (propone) “se logre
una nueva articulación de lo externo con lo interno y pueda generarse un
período de crecimiento donde la expansión del mercado externo estén armonía con
la expansión del mercado interno.(Esquivel,F.,p.210)
La idea del
desarrollo complementario de los sectores externo e interno y del impulso de
los “dos motores” de la economía, ha sido mencionada por organizaciones de
productores e investigadores de las Universidades, sin embargo ha tenido poca
acogida entre los grupos políticos del país, en su mayoría indiferentes al
potencial del agro y la agroindustria, pero matriculados con la atracción de
inversión extranjera directa hacia la industria de ensamblaje y de servicios
tecnológicos.
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