En la última década el país profundizó los rezagos
sociales y económicos, hay una parte de la población que goza de mucho
bienestar, mientras un grupo cada vez numeroso está
excluido de servicios esenciales, como educación, trabajo y empleo de calidad, la
alta inestabilidad de ingresos y empleos temporales es la causa de la
entrada y la salida de miles de hogares de la pobreza y que la región Brunca fue nuevamente la más pobre, son algunas
de sus afirmaciones.
La pobreza por ingresos insuficientes
se mantuvo en un 23% y la pobreza extrema en 6.4% a nivel nacional, mientras
que en las regiones periféricas, Brunca, Huetar Caribe y Norte y Pacífico
Central, la pobreza supera el 30% de la población y cerca de un 10%
de los hogares se encuentran constantemente en riesgo de caer en pobreza o son
muy vulnerables, en esas regiones.
En Costa Rica, se ha configurado un
desarrollo regional desigual que evidencia que la actividad económica y los
frutos del desarrollo económico no se han distribuido equitativamente entre las
regiones, pero está situación no puede postergarse por más tiempo, por lo que el Gobierno actual tendrá
que asumirlo como uno de los retos prioritarios de su gestión
Varios análisis del desarrollo
nacional, han expuesto reiteradamente que este desarrollo desigual e
inequitativo es insostenible, el Informe del Estado de la Nación 2020 señala
que la red productiva nacional es altamente dependiente de la región
Central-GAM y del sector comercio y transporte y que urge atender la
desconexión entre ésta y las regiones fuera de aquella región, (así como)
fortalecer las interacciones para fomentar la actividad económica en ambos
casos.(PEN2020,p.29).
Así mismo, se ha insistido en que
la distribución de las actividades económicas y su concentración responden a un
modelo de desarrollo que se ha reproducido por más de 5 décadas en las 4
provincias centrales, limitando la integración de las regiones periféricas y
prácticamente excluyéndolas del desarrollo nacional.
Diversos índices de desarrollo regional y cantonal,
han permitido constatar las desigualdades y desequilibros socioeconómicos
existentes, así recientemente el Indice de
Desarrollo Humano Cantonal 2021 reveló como los cantones costeros, fronterizos
y rurales que pertenecen principalmente a las provincias de Limón, Puntarenas,
Guanacaste y Alajuela son los que muestran los peores indicadores de desarrollo
humano
Así
en lo que respeta al Indice de Desarrollo Humano por Desigualdad, los 10
cantones con los indicadores más bajos son Matina, Talamanca, Buenos Aires,
León Cortés, La Cruz, Los Chiles, Tarrazú,Hojancha y Dota, de los cuales 3 son
costeros, 3 son fronterizos y 4 son rurales.
Por su parte, el Indice de
Competitividad Nacional(ICN, mostró que un total de 48 cantones (59% del
total), incluidos todos los ubicados en las provincias costeras (con excepción
de Esparza), apenas tienen condiciones que se calificaron como emergentes,
limitadas o deficientes del todo
En la primera medición del ICN, solo 12 cantones ubicados en la Gran
Área Metropolitana (GAM), de los 82 incluidos en el estudio, poseen condiciones
excepcionales para que sus actores económicos se desarrollen; otros 22 apenas
se pueden calificar como competentes.
Las barreras en materias como el acceso a la tecnología y la educación,
así como el deficiente desarrollo en la infraestructura que enfrentan los
cantones más alejados de la región central, asfixian sus niveles de
competitividad en comparación con los territorios ubicados en el interior.
Se incluyen entre los 25 con el
índice más alto de IPM, Matina, Golfito, Siquirres, Limón, San Carlos,
Corredores, Bagaces, León Cortés, Aguirre, Dota, Pococí, Puntarenas, Nicoya,
Nandayure y Parrita, de los que 10 son costeros, 7 fronterizos y 8 rurales
La medición de ICN evidencia una
marcada distinción entre cantones centrales y periféricos del país. “Sigue un
patrón de adentro hacia afuera”, al igual que la mayoría de indicadores de
progreso o desarrollo social de Costa Rica, según detalla el informe.
(Nación.com,11-11-2021)
Así mismo, en la Encuesta Nacional
de Hogares(Enaho)2021 las diferencias que se marcan entre la zona urbana y
rural y entre la GAM y las regiones rurales y costeras son notables.
Al considerar la incidencia de pobreza por región en el 2021, la región
Central permanece con el nivel de pobreza y de pobreza extrema más bajo del
país, con incidencias de 18,1 % y de 3,9 % respectivamente, mientras la
incidencia de la pobreza extrema disminuyó 2,1 p.p., en el 2020 se estimó en
6,0 %.
Mientras la región Brunca es la región con el
mayor aumento tanto en la pobreza extrema como en la pobreza total, en ambos
casos corresponde a la mayor variación experimentada entre las regiones, además
se ubica como la región con el mayor nivel de pobreza total en el 2021. El
porcentaje de hogares en pobreza en esta región en el 2021 es de 33,5 %, lo
cual corresponde a un aumento de 7,0 p.p. con respecto al 2020 cuando se ubicó
en 26,5 %, por su parte, la pobreza extrema se estima en 10,2 %, lo que
equivale a un aumento de 4,3 p.p.
Por su parte, el estudio de actualización de la
Matriz Insumo-Producto (MIP) de Costa Rica realizado por Banco Central de Costa
Rica en el 2021, había señalado que en nuestro país, la producción se
especializa por zonas geográficas, así los cantones se diferencian en el valor
agregado que aportan según las actividades económicas predominantes dentro de
sus límites.
De acuerdo a ese estudio se observaron diferencias marcadas en la
estructura productiva dentro y fuera de la GAM, la primera más concentrada en
servicios y manufactura, mientras la segunda en agricultura y turismo, mientras
el comercio es predominante en casi todo el país.
La actividad de manufactura está concentrada en los cantones de la GAM,
donde Alajuela, San José, Heredia, Cartago son las principales áreas, junto a cantones
como Desamparados, Goicoechea, Grecia y la Unión. De las regiones
periféricas sólo Puntarenas y San Carlos tienen alguna importancia en esta
actividad.
Así por ejemplo, la fabricación de instrumentos y suministros médicos y
dentales. con la excepción de San José, es una actividad líder en el resto de
cabeceras de la Gran Área Metropolitana (GAM). Este es un indicativo de la
importancia de la manufactura de alta tecnología para el país, así como la
relevancia de la inversión extranjera directa que en gran medida se concentra
en este tipo de empresas.
Por su parte, los servicios se encuentran concentrados en los cantones
de San José, Alajuela, Desamparados, Heredia, Cartago, Montes de Oca, Santa
Ana, Goicoechea, Tibás y Escazú de la GAM. Sólo en San Carlos y Pérez Zeledón,
existen algún desarrollo de los servicios en las regiones Periféricas.
Mientras que las actividades como la agricultura, producción de energía
y suministro de aguas y minería se desarrollan primordialmente fuera del Gran
Área Metropolitana (GAM).
Específicamente, la
agricultura está dominada por San Carlos, Pococí, Matina, Limón, Siquirres,
Sarapiquí, Guácimo, con cerca de un 45 % de la producción nacional, todos ellos
cantones de las regiones Periféricas y en su mayoría dedicada a los
monocultivos del banano, la piña y la ganadería;
Frente a las
desigualdades regionales, la Administración Alvarado impulsó programas de desarrollo regional en las regiones Huetar Norte y
Huetar Atlántica, con los programas Franja del Desarrollo y la Mesa Caribe,
junto a los programas de desarrollo de la región Chorotega, de la región Brunca
y de la región Pacífico Central.
En todos ellos los procesos
de diálogo permitieron diagnosticar los problemas regionales, e identificar y
coordinar la ejecución de acciones concretas en diversos campos de
infraestructura, desarrollo social, servicios y producción.
Los resultados de la acción institucional en las regiones, son una
sumatoria de acciones centradas fundamentalmente en el factor de la inversión
pública en infraestructura vial y social especialmente efectuada con recursos
del INDER y en las transferencias estatales de las instituciones de asistencia
social.
Esos resultados de la acción institucional en las regiones, muestran un
esfuerzo de coordinación institucional, una importante inversión de recursos en
algunas áreas del desarrollo regional y un impacto en grupos específicos de la
población, pero también han evidenciado sus limitaciones para revertir los
bajos indicadores regionales y mejorar las condiciones de vida de la población
son evidentes.
En los programas regionales se puede observar también como debilidades la
falta de análisis y diagnóstico de las causas y factores que determinan la
estructura social, económica y política de los territorios, así como como las
tendencias del entorno económico, las estructuras sociales y valores arraigados
de los actores sociales, además del surgimiento nuevas alternativas productivas
y socioambientales, en los pueblos y comunidades.
Sin embargo, su mayor carencia es la ausencia de un enfoque de
desarrollo territorial, que defina las dinámicas territoriales que se pretende
generar en cada región y cómo éstas están en función de que los
espacios regionales se conviertan en escenarios de crecimiento económico,
inclusión social y sustentabilidad ambiental.(Berdegué,J.et al,Rimisp,2015).
Ante el escenario de
desigualdades regionales, rezago y marginación social, es necesaria la definición de una estrategia de desarrollo centrada en
los recursos y potenciales de los territorios y regiones periféricas.
Dicha estrategia supone una nueva visión para
la transformación económica y territorial costarricense basada en la necesidad
de descentralizar las actividades productivas y capitalizar las oportunidades
inherentes al territorio.
Demanda una perspectiva de desarrollo autocentrado en las
características territoriales, con un carácter endógeno y participativo que permita
que los distintos actores sociales, económicos, públicos o privados definan las
acciones necesarias para conducir los cambios estructurales que necesita un
territorio concreto.
Es imperativo la
generación de opciones productivas, empleos de calidad, infraestructura y
servicios en territorios periféricos, los cuales han estado concentrados en los centros
urbanizados e industrializados donde se aglomera el empleo formal y la
institucionalidad gubernamental.
Se trata de la generación de
propuestas en aspectos como la reactivación económica, la educación, el acceso
a la tecnología y diálogo social; dirigidas a reducir las brechas de
desigualdad territorial, que por tratarse de cuestiones estructurales, no se resuelven en una
sola administración gubernamental o municipal.
Como lo ha señalado el economista Francisco Esquivel en su libro
“Análisis de la Estrategia de Desarrollo Costarricense”, la posibilidad de avanzar
hacia un modelo económico que produzca desarrollo y resuelva las condiciones
persistentes de pobreza, desempleo y exclusión del agro, requiere un nuevo
modelo productivo que tenga como prioridad el impulso de los sectores de
agroindustria, turismo y servicios de alto valor, que incremente la producción
exportadora aprovechando el potencial del país para generar encadenamientos
relevantes, que provoque un efecto multiplicador en la generación de empleo y
articule el sector exportador y la producción para el mercado local.
(Esquivel,F.,2021,p.235).
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