Con el propósito de adelantar un ejercicio prospectivo sobre lo que nos dejará la pandemia del covid-19 y la Administración Alvarado en el año 2021 y siguientes, es posible visualizar un panorama de recuperación sanitaria y económica, lento y con grandes desafíos sociales e institucionales para los próximos dos años.
A nivel
sanitario, la pandemia nos podría dejar un sistema de salud reforzado y mejor
preparado, pero con un elevado déficit financiero de la Caja del Seguro Social
y un déficit presupuestario del sector salud, que requerirá recursos extraordinarios.
En relación
a la situación social y económica, la pandemia dejará secuelas muy profundas,
toda vez que la emergencia lo que ha hecho es agudizar los problemas preexistentes
como el déficit fiscal, la deuda pública, el desempleo, la pobreza y las
desigualdades regionales, cuyas medidas de solución por parte de la
Administración Alvarado resultarán insuficientes.
Las
circunstancias económicas y políticas actuales indican que se mantendrá un
déficit fiscal cercano al 7% de la producción y una deuda pública en constante
crecimiento mayor al 70% de la misma, que junto a cifras de crecimiento
económico del 2.5% según la OCDE(menos optimistas que las del Banco Central),
no auguran una recuperación satisfactoria.
Parece
claro que las medidas de la agenda del FMI, permitirán gestionar a lo sumo una débil
estabilidad económica, dado que las posibilidades de aprobación de los
proyectos en la Asamblea Legislativa en ésta coyuntura política preelectoral
serán limitadas, siendo probable que los únicos proyectos que se aprueben en
los próximos 6 meses sean los del crédito del FMI por 1,700 millones de dólares
y a duras penas el de empleo público cuyas repercusiones económicas en todo
caso no serán inmediatas.
Para los
demás proyectos como el de renta global, rentas de capital y eliminación de
exoneraciones, aporte solidario de empresas estatales e impuesto a los premios
de lotería, las perspectivas son poco favorables, ya que existe una fuerte
oposición de sectores e instituciones que ven afectados sus intereses generando
presión sobre las fracciones legislativas opositoras.
La pandemia
dejará secuelas socioeconómicas, como la vulnerabilidad y desaparición de
muchas Pymes(3 mil en un año según el Ministerio de Economía), el crecimiento
del empleo informal(más de 900 mil personas lo componen) y la constatación de
la brecha digital en la educación(425 mil estudiantes no cuentan con conexión a
internet según estudio reciente del MEP).
La
Administración Alvarado, dejará unas finanzas públicas apenas estables,
resultado de los primeros desembolsos del FMI, de los préstamos del BID y BCIE,
de la venta bonos de deuda(en parte adquirida por los mis bancos y empresas
públicas), el leve crecimiento de las exportaciones y una mayor recaudación
tributaria, también dejará avances cuestionados en infraestructura vial y un inviable
proyecto de tren eléctrico para la GAM.
No
obstante, su mayor falencia será en el aumento de las brechas socioeconómicas, tecnológicas,
y territoriales y en la restricción de los derechos de los trabajadores y
pensionados, en definitiva nos dejará un país más desigual.
La política
económica de esta Administración antes y después de la pandemia, ha estado más
orientada a los grupos empresariales y sus actividades y ha favorecido un
modelo de desarrollo que concentra riqueza, genera desempleo y que está creando
pobreza.
Ese será el país del Bicentenario, con finanzas precarias, con un alto endeudamiento, carente de una reactivación económica y con grandes brechas sociales, lamentablemente frente a éste oscuro panorama tampoco se escuchan propuestas serias y transformadoras de los partidos políticos de cara a las próximas elecciones.
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